jueves, 18 de agosto de 2011

La búsqueda de sentido

Hace rato veía la película de "In persuit of hapiness" y coincidió con algo que leí de Victor Frankl por la mañana muy acorde a este tema y que además me dejó pensando bastante así que lo compartiré con ustedes: La felicidad es algo que debamos buscar como fin último o cómo hacer para llegar a ella? Es un hecho que todos la queremos, la anhelamos, la deseamos y es de lo más cotizada, pero... cómo lograrlo?.
En el libro de la búsqueda de significado de Joseph Fabry comenta que: La felicidad llega por sí sola cuando cuenta con una razón para ser feliz, pero si se persigue afanosamente, ésta se convierte en el objeto de su motivación, y en el objeto de su atención. Así pues en la medida en que esto ocurre pierde oportunidades para ser feliz, entonces la búsqueda de la felicidad equivale a una contradicción: mientras más la perseguimos, menos la alcanzamos.
En un artículo publicado en el Journal of Existential Psyquiatry, Frankl ilustra con fenómenos análogos el carácter contraproducente de la búsqueda intencional de la felicidad. No lograremos conciliar el sueño si nos lo proponemos deliberadamente, un esfuerzo deliberado de dormir sólo provocará tensión e insomnio. No disfrutará de una buena salud quien se preocupe excesivamente por ella, de antemano ese individuo se habrá convertido en víctima de la hipocondría. No serán recompensados con una conciencia tranquila quienes actúen con el fin de tranquilizar su conciencia, sino quienes realicen sus actos por valor intrínseco.
Este pensamiento se abre al amor mismo, como quien busca afanosamente encontrar el amor y de enfocarse tanto en sus necesidades el verdadero amor se le escapa frente a sus ojos, es incapaz de verlo o de darse cuenta de que el amor no es algo que se busca en alguien, no es un objeto sino que es creado en primera instancia desde nosotros mismos y entonces decidimos compartirlo o no. Como lo diría un conferencista al que acabo de escuchar hace unos escasos días: en el que ama está el amor, al que se ama es sólo el pretexto. En investigaciones Frankl encuentra otro ejemplo aplicado en casos de neurosis sexual. De acuerdo a sus investigaciones, es posible que un porcentaje tan elevado como noventa por ciento de las neurosis sexuales deban su origen al intento por parte del varón, de demostrar su potencia sexual y al intento por parte de la hembra de demostrar su capacidad para experimentar orgasmo. Ambos se concentran en sí mismos en lugar de concentrarse en sus parejas. A juicio de Frankl, es esta búsqueda de felicidad sexual, este intento deliberado de experimentar placer lo que condena este tipo de relaciones al fracaso. Y esto mismo lo podemos observar en otros ejemplos como el que está tan concentrado en dar una buena impresión en el primer beso que no lo disfruta ni logra conectarse con la otra persona llevándola a que tampoco lo disfrute, aunque los movimientos hayan sido correctos el sentimiento nunca llegó. Otro ejemplo está en la música, en aquella persona que practica ocho horas diarias para ejecutar con precisión una melodía pero de tanto buscar la perfección no llega a conectar un sentimiento, entonces, su música es técnica pero carente de sentimiento, al final triunfa no aquel que no se equivoca sino el que logra transmitir sus sentimientos amén de equivocaciones o perfección.
Entonces, lo que verdaderamente deseamos no es la felicidad en sí, sino motivos para ser felices. "Sin embargo, tan pronto como la felicidad ocupa el centro de nuestra atención, perdemos de vista los motivos o las causas posibles de nuestra felicidad, y en consecuencia nuestra felicidad se desvanece". -Frankl. Podemos decir que nuestro propósito de ser felices desplaza los motivos que podrían hacernos felices y, de esta manera, la búsqueda de la felicidad resulta contraproducente.
Entonces una persona no puede establecer una relación con la felicidad en sí, sólo puede hacerlo con actos y personas que le proporcionan felicidad. Una tesis en logoterapia dice que el sentido y la felicidad no necesariamente tienen que llegar como productos derivados de alguna actividad o "misión" en sentido estricto, sino que también pueden ser el resultado de una experiencia, sea estética, intelectual o emocional. 
Entonces, lo mejor al buscar la felicidad no es el hecho de buscarla concientemente con el deseo de ser felices, sino de realizar actos que en sí nos satisfagan, como el estudiar una carrera porque eso es lo que me gusta y disfruto y no por el hecho de cuánto dinero podré ganar, de ayudar a otros no por el agradecimiento o reconocimiento que ganaré sino por que en mi interior se que eso es lo que me hace feliz y es lo correcto. Tal como cita Karl Jaspers "El hombre ha llegado a ser lo que es en virtud de la causa que ha hecho suya".
La búsqueda de sentido implica la elección de un curso a seguir. Frankl cita al respecto el caso de Sócrates, que confesó ser un criminal en potencia. Si hubiese actualizado esta potencialidad, el gran defensor de la ley y la justicia se habría convertido en un criminal común y corriente. Esto es algo que podemos ver en lo cotidiano: sabemos que existen muchas formas de ser feliz (amar a alguien o dominar a alguien), muchas formas de actualizar nuestra capacidad creadora (componer sinfonías o inventar bombas atómicas), muchas formas de autorrealización, pero a la pregunta ¿Qué soy capaz de hacer?  debería añadirse ¿Qué estoy destinado a hacer? En todos los casos la libertad de elección del hombre debe ser regulada por su responsabilidad. Todos tenemos en sí nuestra propia decisión en las manos, y debemos ser responsables de sus consecuencias, pero hay decisiones que marcan de por vida y otras que hasta cierto punto no son tan trascendentes, el punto aquí es decidir sobre nuestros actos con la completa conciencia de que la decisión que tome al final afectará tanto a mi mismo como a otros y que puedo siempre cambiar de ruta, pero nunca borrar el camino que ya he cursado.



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